Cartas Pastorales
Día litúrgico: Viernes XXX del tiempo ordinario Texto del Evangelio (Lc 14,1-6)

Contemplar el Evangelio de hoy viernes 29 de octubre de 2021

Día litúrgico: Viernes 30 del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 14,1-6): Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente. Delante de Él había un hombre enfermo de hidropesía.

Jesús preguntó a los doctores de la Ley y a los fariseos: “¿Está permitido sanar en sábado o no?” Pero ellos guardaron silencio.

Entonces Jesús tomó de la mano al enfermo, lo sanó y lo despidió. Y volviéndose hacia ellos, les dijo: “Si a alguno de ustedes se le cae en un pozo su hijo o su buey, ¿acaso no lo saca en seguida, aunque sea sábado?”

A esto no pudieron responder nada.

Palabra del Señor.

Reflexión

El evangelio de hoy relata uno de los episodios de discusión entre Jesús y los fariseos. Para ellos, lo principal es cumplir la ley, que entre otras prohibiciones, no permitía curar en Sábado. Jesús nos enseña con su ejemplo que hay algo más fuerte que el legalismo, y es precisamente el mandato de la caridad.

Entre los judíos, el día sábado era un día del todo consagrado al Señor. No era lícito hacer actividad alguna. De ningún tipo. Hasta estaban indicados los pasos que se les permitía caminar. Los fariseos se gloriaban de que cumplían la ley en toda su extensión. Y castigaban y denunciaban a las autoridades a todo aquel que violaba una de estas reglas más pequeñas.

Para Jesús, antes que la ley está la persona humana. Para él no hay una posible ley divina, ni una ley humana que no permita curar en sábado, que no permita amar a una persona necesitada.

“Si se puede rescatar a un buey caído en un pozo, cómo no se va a poder curar a un enfermo en sábado”.

Siempre que vemos en el evangelio este asunto del sábado, inmediatamente nos ponemos del lado de Jesús, aunque a veces podemos caer como los fariseos, en actitudes de mucho rigor y legalismo que inmovilizan el amor fraterno, la solidaridad y la comprensión, abandonando así el mensaje fundamental de Jesús.

En este diálogo con respecto a lo que está “permitido” por la Ley, Jesús siempre va más allá, porque está movido y guiado por el verdadero amor.

Por eso, si en nuestro corazón hay amor, si realmente tratamos de vivir este mandamiento principal que Jesús nos ha dejado, nuestra vida va a ser muy distinta. No vamos a estar fijándonos solamente en lo que está o no está permitido. Realmente, cuando uno ama de verdad, podemos vencer los límites y obstáculos que creíamos imposibles. El amor es lo primero y principal. Esta es nuestra ley suprema, la ley de Cristo.

Pidamos al Señor, que nos ayude a vivir en el amor, que todo lo que realizemos lo hagamos con entusiasmo y con alegría. Que no nos sintamos cohibidos, inhibidos, aprisionados a veces por leyes que no nos permiten amar, sino por el contrario, que tengamos la capacidad de mirar al prójimo que nos necesita y darle una respuesta de amor, todas las veces que podamos hacerlo.

¿Cuál es el camino para ser fieles a la ley sin descuidar la justicia, sin descuidar el amor?

Señor Jesús, danos la voluntad de hacer siempre el bien, sin importar las críticas que podamos recibir. Ayúdanos a encontrar la felicidad en el servicio a nuestros hermanos. Haznos firmes ante la adversidad para que seamos mensajeros de tu esperanza y de tu amor. Amén.

Bendiciones.

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