Cartas Pastorales

Contemplar el Evangelio de hoy miércoles 15 de marzo de 2023

Día litúrgico: Miércoles 3 de Cuaresma

Texto del Evangelio (Mt 5,17-19):

Jesús dijo a sus discípulos:

No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: Yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Les aseguro que no quedarán ni una i ni una coma de la Ley sin cumplirse, antes que desaparezcan el cielo y la tierra.

El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.

Palabra del Señor.

Reflexión

En el evangelio de hoy, Jesús afirma ante los judíos su pleno respeto por la “Ley de Moisés”. La declaración es oportuna, pues el Señor causó sorpresa al no comportarse como un mero intérprete de Moisés, sino que lo “desbordó” llevando dicha Ley a su más alta perfección, incluso poniéndose por encima de ella como su misma “Fuente”.

La historia que narra el amor de Dios por su pueblo encuentra su culminación en Jesús. Por ello Jesús se convierte, para la comunidad cristiana, en la clave para la interpretación de todas las páginas de la Escritura. Jesús, es la plenitud de la Ley y los Profetas, el verdadero Maestro que nos hace entrar en el corazón de Dios Padre.

La novedad del evangelio que Jesús vino a traernos no representa una ruptura total con la tradición bíblica. Al contrario, Jesús afirma claramente que ha venido a cumplir la alianza que Dios estableció con su pueblo: “No crean que he venido a abolir la ley o los profetas; no he venido a abolirla, sino a darle plenitud”.

También nosotros hemos recibido en herencia la ley de Dios, perfeccionada en la enseñanza de Jesucristo, como guía que nos conduce a la salvación y a la felicidad. Debemos estar atentos y vigilantes para observar el espíritu de dicha ley, que se fundamenta en el amor y que se expresa en la justicia, la solidaridad, el perdón, el respeto, la tolerancia, y toda clase de actitudes y comportamientos que propendan al bien integral de las personas. Como Israel, también nosotros debemos estar atentos a no olvidar los prodigios de la misericordia y el poder de Dios que se manifiestan en nuestra vida cotidiana.

A partir de los criterios que nos enseña Jesús, también nosotros hemos de interpretar y vivir toda ley, humana o divina que sea. Es decir, que la ley obliga en la medida en que ayuda a promover a la persona humana, en su dignidad y sus derechos. Cuando una ley se vuelve inmoral, o sea contraria al bien de la persona humana y el proyecto de Dios, el cristiano no está obligada a cumplir. En la medida en que la legislación defienda la vida, la justicia, la dignidad y los derechos humanos, solo en esa medida tiene legitimidad para el creyente. Debemos saber discernir bien en el nivel moral de los valores y el jurídico de las normas.

Con Jesús, no hay pues una abolición de la Ley sino una vivencia más perfecta de ella; por eso Jesús insiste en que debemos cumplir hasta la más pequeña letra de la ley; quien ama, no descuida los detalles.

Creciendo en la escucha y la vivencia de la Palabra, haciéndola vida por amor y no por obligación y atendiendo a los detalles del amor, caminamos hacia la Pascua; este itinerario cuaresmal nos introduce en el corazón del Padre.

¿Nos preocupamos por transmitir a las nuevas generaciones la manera concreta de vivir la ley del amor como la vivió Jesús?

Señor Jesús, que devolviste a la Ley su pureza y espíritu original en la clave del amor, ayúdanos a asimilar tu enseñanza para ser libres y felices. Amén.

Bendiciones.

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