La iniciativa busca instalar cruces metálicas de 5 metros en parroquias y espacios eclesiales como signo permanente del Jubileo de la Esperanza 2025. El proyecto pretende evangelizar y dejar una huella visible que invite a la oración, la reflexión y la confianza en Dios en medio de las dificultades de la vida.
Con el propósito de evangelizar y dejar una huella visible del Jubileo de la Esperanza 2025, se está impulsando la iniciativa de instalar cruces metálicas de 5 metros de altura en distintos lugares significativos, tales como parroquias, comunidades, recintos eclesiales o sectores donde exista la necesidad espiritual de contar con este signo. El objetivo es que estas cruces permanezcan de manera permanente como fruto concreto del Año Jubilar.
La propuesta nace desde la convicción de que la esperanza cristiana no es simple optimismo, sino una virtud que abraza nuestras cruces de la vida cotidiana. La esperanza surge confiando en que Dios actúa incluso en medio del dolor, del cansancio, de la enfermedad, del desánimo y de las pérdidas. Cada creyente siente el peso de su propia cruz, pero la une a Cristo, reconociendo que, aunque no siempre comprendamos el sufrimiento, la gracia está presente y la Resurrección es una promesa que se cumple.
En ese sentido, encontrarnos frente a una cruz —y orar allí, como María al pie de la Cruz— es un gesto que recuerda que Dios está con nosotros, que camina a nuestro lado, y que en Él encontramos fortaleza y esperanza.

Un signo visible en medio del Jubileo
El Jubileo de la Esperanza fue inaugurado el 24 de diciembre de 2024 por el Papa Francisco, con la apertura de la Puerta Santa en la Basílica de San Pedro. Este tiempo jubilar invita a la humanidad a abrir el corazón a la conversión, la paz, la sanación y el perdón. La apertura de la Puerta Santa nos recuerda que Cristo es la puerta que conduce a la vida nueva, y que al cruzarla dejamos atrás el peso del pecado para abrazar el amor del Padre.
Inspirados en el Evangelio de Lucas (4,18-19), este Jubileo refleja también la misión de la Iglesia: evangelizar a los pobres, liberar a los oprimidos, anunciar la buena noticia, dar vista a los ciegos y proclamar un año de gracia del Señor.
En un mundo marcado por heridas sociales, conflictos locales e internacionales, soledad, abandono e incertidumbre —particularmente en jóvenes, migrantes y familias afectadas por la violencia o la pobreza—, la Iglesia invita a vivir la esperanza de forma concreta: mediante la reconciliación y el perdón, a través de la caridad fraterna y la acogida, y perseverando en la oración personal y comunitaria.
Una señal para detenerse, respirar y orar
Estas cruces de 5 metros buscan ofrecer un espacio físico y espiritual para reflexionar, descansar, elevar una oración, reencontrarnos con el Señor y seguir caminando con dignidad, sin miedo, con la mirada puesta en Cristo.
La iniciativa quiere ser un aporte permanente para las comunidades: un recordatorio de que, aun en medio de la adversidad, la esperanza cristiana es certeza, es presencia de Dios, es confianza y es vida que se renueva.
Que este signo del Jubileo 2025 sea una invitación a detenernos frente a la Cruz, a confiar y a reemprender el camino con fe.
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Regina Coeli Una Señal de Esperanza