Cartas Pastorales

Contemplar el Evangelio de hoy lunes 8 de agosto de 2022

Día litúrgico: Lunes 19 del tiempo ordinario

8 de Agosto: San Domingo de Guzmán, presbítero (1170-1221)

Texto del Evangelio (Mt 17,22-27):

Mientras estaban reunidos en Galilea, Jesús dijo a sus discípulos: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres: lo matarán y al tercer día resucitará”. Y ellos quedaron muy apenados.

Al llegar a Cafarnaúm, los cobradores del impuesto del Templo se acercaron a Pedro y le preguntaron: “¿El Maestro de ustedes no paga el impuesto?” “Sí, lo paga”, respondió.

Cuando Pedro llegó a la casa, Jesús se adelantó a preguntarle: “¿Qué te parece, Simón? ¿De quiénes perciben los impuestos y las tasas los reyes de la tierra, de sus hijos o de los extraños?” Y como Pedro respondió: “De los extraños”, Jesús le dijo: “Eso quiere decir que los hijos están exentos. Sin embargo, para no escandalizar a esta gente, ve al lago, echa el anzuelo, toma el primer pez que salga y ábrele la boca. Encontrarás en ella una moneda de plata: tómala, y paga por mí y por ti”.

Palabra del Señor.

Reflexión

El evangelio de hoy consta de dos temas distintos en mutua referencia. El primero es el anuncio que Cristo hace de su muerte y resurrección. El segundo tema es el impuesto del templo, signo de lealtad a la religión judía. El pago anual del impuesto del templo de Jerusalén, para el mantenimiento del culto, era obligación sagrada de todo israelita varón a partir de los veinte años, incluso estando fuera de Palestina.

Jesús es el Hijo del Padre y mayor que el templo mismo; no estaba, por tanto, obligado a un tributo cuyo destino era el culto de Dios. Libertad que hace extensiva a sus discípulos, sus hermanos, que son hijos del mismo Padre. Sin embargo, “para no dar mal ejemplo”, renuncia a su derecho y se somete al impuesto del templo.

El anuncio por Jesús de su muerte y resurrección, en conexión con el impuesto del templo, avisa de que Jerusalén deja de ser el centro de la nueva religión. Cristo será el templo de la nueva alianza, como Él dijo cuando purificó el templo. La nueva comunidad que surge de la Pascua, es decir, de la muerte y resurrección de Jesús, será también el templo espiritual del Señor. Por eso su culto a Dios no limita ya con el espacio del santuario, sino con la vida entera.

La verdad fundamental que nos une a los creyentes es que Jesús es nuestro hermano y su Padre nuestro padre. Ahora bien, el tributo que un padre pide de sus hijos es el amor. Eso es lo que ha de manifestar también nuestra ofrenda para el culto; de lo contrario sería una aportación monetaria vacía de contenido religioso.

El sufrimiento y la cruz ¿Nos desaniman y entristecen como a los discípulos? ¿Somos ciudadanos responsables en el cumplimiento de nuestros deberes cívicos? ¿Vigilamos para que los administradores de los bienes comunes sean honestos?

Cristo nos ha redimido para vivir en libertad; mantennos firmes, Señor, para que no nos sometamos de nuevo al duro yugo de la esclavitud del pecado. Amén.

Bendiciones

(Visited 20 times, 1 visits today)